“El hambre por el amor es más difícil de saciar que el hambre por el pan.”
MADRE TERESA DE CALCUTA
Comer: Disfruta cada bocado
Es bastante fácil reducir la alimentación a la sensación de morder, masticar, y tragar. ¿Quién no ha comido un plato lleno de comida sin darse cuenta de lo que está haciendo?
Sin embargo, comer es una de las experiencias más placenteras en las que participamos los seres humanos, y haciéndolo de forma consciente, se puede convertir el comer en una experiencia mucho más enriquecedora, que satisface no solo la necesidad de nutrición, sino también los sentidos y las necesidades más sutiles. Cuando llevamos toda nuestra atención a nuestro cuerpo y a lo que en nosotros está verdaderamente hambriento, podemos nutrir a todas nuestras hambres. Prueba esto:
LA PRÁCTICA
1. Antes de comer, respira.
Normalmente, pasamos de una tarea a otra sin hacer una pausa, sin tomar un respiro. Haciendo una pausa, disminuimos la velocidad y permitimos una transición más tranquila desde lo que estábamos haciendo a nuestra comida.
Lleva tu atención hacia adentro cerrando los ojos, y realiza de tres respiraciones profundas antes de empezar a comer.
2. Escucha a tu cuerpo. Después de respirar, lleva tu atención a las sensaciones físicas de hambre en tu vientre. Pregúntate a ti mismo: ¿cómo estoy de hambriento, en una escala de 1 a 10?
(Siendo 1 que no sientes hambre y 10 que te sientes hambriento)
¿En qué parte del cuerpo “buscas” para saber cuánta hambre tienes? ¿Qué sensaciones físicas te dicen que tienes hambre o no (vacío en el estómago, temblores, sin deseo de comer, gruñidos estomacales, etc.)?
Trata de no pensar cuándo fue la última vez que comiste o qué hora es, y realmente escucha tu cuerpo, no tus pensamientos.
3. Come de acuerdo a tu hambre. Ahora puedes elegir cuidadosamente qué comer, cuándo comer y cuánto comer. Esta simple práctica puede ayudarte a sintonizar con tus necesidades reales.
4. Experimenta con todos los sentidos; olores, colores, texturas y sabores. Permanece presente al menos los tres primeros bocados.
5. Come en calma. Mastica pausadamente y saborea cada bocado. No es fácil de digerir o saborear tu comida si no estás relajado.
LA REFLEXIÓN
Cuando conviertes el comer atento en una parte normal de tu vida, te beneficias de muchas maneras:
- Tomas consciencia del hambre física y señales de saciedad para guiar tu decisión acerca de cuándo comenzar y terminar de comer.
- Recuperas tu libertad de elección y tu equilibrio.
- Estableces una nueva relación con la comida, usando todos los sentidos, disfrutando del placer de comer al cien por cien.
- Aprendes a Integrar hábitos sanos sin dietas ni restricciones lo que te permitirá disfrutar de la comida sin sentirte culpable.
- Reduces el comer por ansiedad o por estrés. Dejarás de utilizar la comida como forma de consolarte, confortarte o calmarte.
- En definitiva, transformas tu relación con la comida y con tu cuerpo, mejorando tu bienestar y tu calidad de vida.