“Camina como si estuvieras besando la tierra con los pies.”
THICH NHAT HANH
Caminar: Camina siendo consciente de que estás caminando
¿Alguna vez te subes al coche, lo enciendes y llegas a tu destino 20 minutos después sin recordar el viaje? Los automóviles nos animan a desconectarnos de lo que nos rodea; cerramos las puertas y estamos en nuestro pequeño mundo insonorizado hasta que volvemos a salir.
Al caminar o montar en bicicleta la experiencia es diferente. Estás ahí afuera en el mundo, expuesto a los elementos, y tu atención se siente atraída hacia afuera.
A continuación, una práctica para prestar atención con curiosidad y sin juicios al proceso de caminar.
LA PRÁCTICA
Al comenzar, camina a un ritmo natural. Coloca tus manos donde te sea más cómodo: en tu vientre, detrás de tu espalda o en tus costados.
- Si lo encuentras útil, puedes contar los pasos hasta 10, y luego volver a comenzar en uno. Si estás en un espacio pequeño, a medida que llegas a diez, haz una pausa y con intención, elige un momento para darte la vuelta.
- Con cada paso, presta atención a las sensaciones en la planta de los pies en contacto con el suelo. Date cuenta de la elevación y caída de tu pie. Nota el movimiento en tus piernas y el resto de tu cuerpo.
- Ante cualquier otra cosa que capte tu atención, vuelve a la sensación de caminar. Tu mente vagará, así que sin frustración, vuelve a guiarla tantas veces como necesites.
- Particularmente al aire libre, mantén un sentido más amplio del entorno que te rodea, asimilándolo todo, manteniéndote seguro y consciente.
- Ahora por unos minutos, expande tu atención a los sonidos. Ya sea que estés en el interior, en el bosque o en una ciudad, presta atención a los sonidos sin etiquetarlos ni nombrarlos, sin juzgar si los encuentras agradables o desagradables.
- Date cuenta ahora de tu sentido del olfato. De nuevo, simplemente nótalo. No te presiones ni te obligues a sentir nada, solo lleva la atención al sentido del olfato, sea lo que sea que descubras.
- Ahora, lleva tu atención a lo que ves: colores, formas y objetos o cualquier otra cosa. De forma natural y relajada, sin soñar despierto y vagar con la mente, con conciencia sostenida.
- Mantén esta conciencia abierta de todo lo que te rodea, dondequiera que estés. Nada que hacer, nada que arreglar, nada que cambiar. Completamente consciente, y caminando.
- En los últimos momentos, vuelve a la conciencia de las sensaciones físicas de caminar. Nota tus pies nuevamente tocando el suelo. Observa de nuevo los movimientos en tu cuerpo con cada paso.
LA REFLEXIÓN
Ya has visto que la meditación caminando es tan sencilla como parece. Se trata de dirigir toda nuestra atención, momento a momento, a los movimientos y sensaciones que tiene el cuerpo al caminar y, cada vez que tu atención se disperse, recobrar con delicadeza la concentración.
Eso sí. Para obtener mejores resultados, es conveniente que decidas un momento y tiempo concreto para realizar la práctica.
Esta práctica es una oportunidad de volver a conectar con tu cuerpo y escuchar los mensajes que te envía.
Caminar atento calma la mente y aumenta la creatividad.
Entrena a tu mente a estar presente mientras te desplazas, lo que contribuye a estabilizar y concentrar tu mente
En momentos determinados de emociones difíciles o estados de estrés, la meditación caminando puede ser una alternativa más relajante que permanecer sentados.
Muévete en la medida de tus posibilidades. Sabes que es fantástico para tu salud y también para tu estado de ánimo. Elige la forma que más te guste, pero muévete.